La renta variable es un instrumento financiero cuyo valor futuro no se sabe con certeza.
Un buen ejemplo de este tipo de instrumentos son las acciones. No se sabe cuánto van a valer a futuro: ni su precio futuro ni si pagarán (o cuánto pagarán) de dividendos.
Los fondos mutuos y de inversión también se consideran renta variable, porque tampoco se conoce su valor futuro con antelación (a no ser que sea un fondo compuesto totalmente por bonos).