La mayoría de los ETF (de Exchange-Traded Funds, o fondos cotizados en bolsa), son fondos indexados que tratan de emular la rentabilidad de un índice financiero (como puede ser el S&P500 por ejemplo).
Por hacer ese trabajo, cobran comisiones muy bajas, por lo tanto son muy baratos en comparación con muchos fondos activos, que tratan de ganarle al mercado (y casi nunca lo logran), y cobran comisiones muy altas.
Además, nos permiten diversificar mucho las carteras de inversión, de forma de invertir en miles de activos al mismo tiempo.